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Las claves de Cannes 2025: incertidumbre arancelaria y renovación (española) por la Palma de Oro

  • El mercado de Cannes teme que Trump ataque la excepción cultural europea
  • El festival saca pecho por la inclusión de nuevos cineastas en la competición oficial

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Las clave de Cannes 2025
Entrada del Palacio de Festivales de Cannes. REUTERS/Sarah Meyssonnier

Todo comenzó en Cannes el año pasado, solo que nadie supo verlo. En la rueda de prensa de Megalopolis, Francis Ford Coppola hacía una encendida defensa del valor del cine como elemento transformador de la sociedad cuando le preguntaron por Trump. Mientras expresaba su temor por el auge de la extrema derecha, se interrumpió para dar pasa a uno de sus actores. “Jon, tienes una opinión política distinta, ¿cómo podemos hacer un mundo hermoso para nuestros hijos”. Jon Voight tomó la palabra: “Soy un poco mayor, pero me pregunto qué puedo hacer cada segundo del día. Sé que es posible”.

Lo que no se sabía entonces es que Trump ganaría y elegiría al veterano Voight, uno de los pocos y más destacados republicanos de Hollywood, como asesor. El resultado es el aval de Voight a la radical política proteccionista que el presidente llevó a cabo anunciando aranceles del 100% para las películas extranjeras. El círculo se cierra un año más tarde en Cannes: el mayor mercado cinematográfico del año, donde se venden y compran películas sin cesar, y que en 2025 contiene la respiración: ¿y ahora qué?

El delegado general de Cannes, Thierry Frémuax, no ha querido entrar al trapo escudándose en la, de momento, las declaraciones de Trump son solo eso. En el mercado el runrún es que el escenario más optimista sería todo quedé en una bravuconada más de Trump, pero el más temido es que haya que arremangarse y negociar, intercambiando la caída de aranceles por la excepción cultural europea, que protege el cine del continente frente al estadounidense, como moneda de cambio.

En ese sentido, Frémaux sí ha querido romper una lanza por el modelo francés, que grava cualquier película que se proyecte en los cines, revirtiendo los impuestos en la poderosa industria francesa que nutre a buena parte del cine de autor mundial (gran parte de las producciones que se ven Cannes, tenga la nacionalidad que tenga el director –salvo estadounidense- cuentan con participación francesa).

Auge del cine estadounidense

El debate trumpista de hacer ‘el cine americano grande otro vez’ llega precisamente en un renacer de cine estadounidense en Cannes, con películas de Wes Anderson, Richard Linklater, Ari Aster o Spike Lee, un factor que Frémaux atribuye al fin de sucesivos hándicaps de la Hollywood en los últimos años como el parón de la Covid-19 y las huelgas de guionistas y actores.

“Vengo de una generación que ama el cine estadounidense”, ha recordado Frémaux ligando el vínculo atlántico-cinematográfico de los dos países. “El Festival de Cannes fue fundado junto a estadounidenses, que querían un festival centrado en la libertad frente a la Mostra de Venecia que controlaban Mussolini y Goebbels”.

Rejuvenecimiento de la competición por la Palma de Oro

Uno de los mantras de los últimos años ha sido percibir la competición como un coto de grandes leyendas del cine que tenían una plaza asegurada. Pero en 2025 solo los eternos hermanos Dardenne (nueve veces en la competición) y tal vez Wes Anderson (cuarta ocasión) corresponden a ese patrón.

“Es injusto, no siempre vienen los mismos. Es verdad que hemos tenido tradición de tener a maestros como Fellini o Bergman, pero este año tenemos a Ari Aster, Óliver Laxe o Carla Simón, que vienen por primera vez, y para la mayoría es solo su segunda vez”, presume Frémaux.

¿Manga ancha con actores que se pasan a la dirección?

Otro factor llamativo: ¿se le ha ido la mano a Cannes con las óperas primas de estrellas metidas a la dirección? La segunda sección del festival, Una cierta mirada, nacida finales de los 70 para mostrar a cineastas emergentes con una visión experimental, acoge no una, ni dos, sino tres películas firmadas por estrellas que pasan detrás de la cámara: Scarlett Johansson, Kristen Stewart y Harris Dickinson.

Imagen de 'The chronology of water', de Kristen Stewart.

Imagen de 'The chronology of water', de Kristen Stewart.

Pese al debate a priori, conviene esperar a los resultados, porque la historia del cine está más que repleta de actores que se han convertido en estrellas también de la dirección y, ahora mismo, no es más uno los de los prejuicios más absurdos del cine: nadie pone pegas a un debutante, pero sí a profesionales que conocen el oficio desde dentro desde hace años.

Celebración del cine español

Lo que sí es seguro es el éxito del cine español, con Romería, de Carla Simón, y Sirat, de Óliver Laxe, compitiendo por la Palma de Oro, un hecho que no sucedía desde 2009 (Los abrazos rotos y Mapa de los sonidos de Tokio) pero no tan infrecuente en el pasado: en 1965 fueron El juego de la oca y Los pianos mecánicos; en 1973, Ana y los lobos y La otra imagen; en 1974, Tanata y La prima Angélica; en 1976, Pascual Duarte y Cría Cuervos; en 1988, El Dorado y El Lute II: Mañana seré libre; y en 2006, Volver y El laberinto del fauno.

Por último, en una edición con siete directoras entre las 22 películas a competición por la Palma de Oro, el festival sí quiere recordar que es solo la segunda vez que encadena dos presidentas del jurado de manera consecutivas (el año pasado Greta Gerwig y este año Juliette Binoche). “Es un escándalo que hayan tenido que pasar 60 años desde la primera vez”, lamenta el propio Frémaux.

El delegado general de Cannes, Thierry Fémuax. REUTERS/Sarah Meyssonnier

Y es una película francesa de una cineasta francesa debutante, Partir un jour, de Amélie Bonnin, la que inaugura el festival, fuera de toda competición, en la tradición de los últimos años de utilizar el pistoletazo de salida para una cinta autóctona que se estrene al mismo tiempo en cine de toda Francia. Pero lo importante arranca esta noche con la Palma de Honor a Robert De Niro en la ceremonia de inauguración y, mañana, con las primeras películas que aspiran a la Palma de Oro.