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El progreso de la China industrial en la Etiopía rural provoca la colisión entre dos mundos antagónicos

Noticia Documentos TV

  • Grandes inversiones chinas en infraestructuras e industria pretenden exportar el modelo de desarrollo estatal de Pekín a Etiopía
  • Rascacielos, carreteras y vías férreas para una población con una tradición ancestral que se mide por el ciclo de las estaciones

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Documentos TV - Made in Etiopía

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Un macro polígono empresarial aterriza en una zona rural de Etiopía. El objetivo es llevar el progreso económico del gigante chino a la milenaria y tradicional Etiopía. El documental Made in Etiopía presenta explora el impacto de la inversión china en la pequeña ciudad etíope de Dukem. Lo hace a través de las experiencias de tres mujeres que evidencian el replanteamiento de la relación entre la tradición y la modernidad, el progreso y las costumbres ancestrales y el desarrollo del país y el bienestar de sus gentes.

La moderna Etiopía

En 2008, inversores chinos construyen el Eastern Industry Park en el corazón de Etiopía y sitúan al polvoriento pueblo agrícola de Dibdibbe en la frontera de la globalización. El macro proyecto industrial chino alberga a más de cien fábricas que han creado unos 20.000 puestos de trabajo en esta zona de Etiopía.

Motto habla con miembros del gobierno regional etíope en el Eastern Industry Park.

Motto habla con miembros del gobierno regional etíope en el Eastern Industry Park. ©Max Duncan. Cortesía de Hard Truth Films

Motto es una empresaria de origen chino que supervisa la expansión de esta fábrica. “Presidente, por favor, venga por aquí, mire toda la cadena de producción. Son uno de los mayores fabricantes de calzado del mundo”, le explica al dirigente etíope local en una visita que hizo en 2019, mientras cientos de trabajadores cosían sin parar las piezas de las miles de decenas de zapatos que saldrían de allí con la etiqueta de “Made in Ethiopia”.

Esta zona agrícola, próxima a la ciudad de Dukem, sumida en una pobreza absoluta, se ha convertido en un modelo de industrialización para Etiopía, uno de los países que más rápido se ha desarrollado en el mundo.

Cuando no tenía trabajo, no podía permitirme desayunar, comer y cenar

En estos diez años, su economía ha venido creciendo más de un 10% anual. Aliado estratégico de China, el gigante asiático ha destinado allí cientos de millones de dólares en infraestructuras y en tejido empresarial para cubrir las necesidades del gobierno etíope en materia de empleos, dado que la mitad de la población es menor de 18 años. “Cuando no tenía trabajo, no podía permitirme desayunar, comer y cenar”, recuerda Beti, una joven empleada en una de las fábricas textiles chinas del Eastern Industry Park.

Beti, como tantos otros jóvenes etíopes, apostaron su futuro a las oportunidades que prometía el macro polígono industrial con su rápido y ambicioso modelo de producción chino. “Podemos ganar dinero con los etíopes”, comenta uno de los supervisores de la fábrica de calzado. “Ellos adquieren experiencia, podemos hacernos ricos juntos”, concluye.

Beti trabaja con una máquina de coser en una fábrica de ropa dentro del Eastern Industry Park

Beti trabaja con una máquina de coser en una fábrica de ropa dentro del Eastern Industry Park. ©Max Duncan. Cortesía de Hard Truth Films

Tradición versus modernidad

En 2017, el Eastern Industry Park pagó al gobierno de Dukem unos cuatro millones de dólares por los terrenos necesarios para desarrollar la fase II del macro polígono. Los políticos prometieron a los agricultores de esas tierras, indemnizaciones y terrenos de reemplazo en la ciudad para construir sus nuevas viviendas.

Vista aérea del Estearn Industry Park

Imagen aérea del Eastern Industry Park y de la segunda fase de expansión prevista en las tierras de labranza vecinas. ©Max Duncan. Cortesía de Hard Truth Films

Sin embargo “los agricultores perdemos nuestras tierras y nuestros sacrificios no contribuyen al desarrollo del país”, se queja la agricultora Workinesh, cuya familia está esperando aún que el gobierno les dé las tierras prometidas y no ve la necesidad de ampliar el parque empresarial en sus tierras ancestrales.

Los agricultores perdemos nuestras tierras y nuestros sacrificios no contribuyen al desarrollo del país

La empresaria Motto —que lleva diez años en este país africano separada de su hija, luchando por conseguir beneficios y progreso—, se cuestiona: ¿Por qué hay tanto malestar en Etiopía?" El modelo económico competitivo chino, que conlleva horarios interminables de trabajo y bajos sueldos, choca con la tradicional vida agrícola y ganadera etíope que rige su tiempo por el ciclo de las estaciones. Y algo más. La inevitable industrialización de estas zonas históricamente agrícolas no ha ido acompañada de justicia social.

Beti lo sufrió en persona durante los cuatro años que duró la grabación de este documental. “Os pedí que acabarais 5.000 piezas al día para ganar más”, recuerda que les repetía una de las supervisoras de la fábrica de pantalones vaqueros donde trabajaba. “No veo ningún cambio en mi vida, sólo trabajo y trabajo; y de media recibimos unos 50 dólares al mes”.

Workinesh y su hija leen un libro en su corral de la aldea de Dibdibbe.

Workinesh y su hija leen un libro en su corral de la aldea de Dibdibbe. ©Max Duncan. Cortesía de Hard Truth Films

Progreso, ¿para quién?

La historia de estas tres mujeres, Motto, Workinesh y Beti, refleja perfectamente el impacto que el progreso chino exportado a Etiopía, ha provocado en la población local. La industrialización máxima que ha ocupado las ancestrales tierras del pueblo etíope, junto a un modelo de trabajo ambicioso, cuyos beneficios no han revertido en la población, han provocado tensiones, no solo entre chinos y etíopes, sino también entre comunidades urbanas y rurales y entre distintas generaciones con valores y expectativas contrapuestas.

¿Qué han hecho esos chinos por nosotros?, nada, nos han sumido aún más en la pobreza

En este caldo de cultivo, la pandemia primero y la guerra civil después, desestabilizaron aún más el país. Los inversores huyeron y muchas de las fábricas suspendieron la producción. Cuatro años después, las esperanzas puestas por los etíopes de prosperar no se han cumplido. “¿Qué han hecho esos chinos por nosotros? Nada, nos han sumido aún más en la pobreza”, se pregunta y se responde al mismo tiempo uno de los agricultores de Dibdibbe.