Así se preparó la 'operación Telaraña' de Ucrania contra el sistema de aviación ruso
- El plan se gestó durante 18 meses y Zelenski lo considera el mayor ataque ucraniano desde que comenzó la invasión
- La ofensiva pulverizó 40 aviones estratégicos y dejó daños estimados en 7.000 millones de euros
Las cámaras de los drones ucranianos que impactaron contra la aviación rusa el pasado domingo captaron el momento de la colisión. La operación Telaraña es considerada el mayor ataque al sistema aéreo ruso. Kiev ha explicado que el Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) dedicó un año y medio a la operación que culminó con la destrucción de más de 41 aviones estratégicos entre los que figuraban bombarderos con capacidad de lanzar misiles de largo alcance y daños estimados en 7.000 millones de euros.
La maniobra se tejió cuidadosamente desde Ucrania. Emulando la histórica operación Helena en Troya, 117 drones cuadricópteros recorrieron más de 4.000 kilómetros escondidos en camiones civiles hasta llegar al municipio ruso de Cheliablinsk. Mientras los robots atravesaban puestos de control, el SSU convenció a los generales de Moscú para agrupar los bombarderos en sus bases y contrató a camioneros para que llevaran los artefactos a zonas cercanas a las bases.
El momento de la operación fue rápido y preciso. Los contenedores donde estaban ocultos los drones se abrieron y liberaron los artefactos que tenían como objetivo atacar los depósitos de combustible de los aviones rusos. Una vez fuera, los contenedores se autodestruyeron y los drones hicieron su trabajo. Kiev calculó que el daño inutilizó cerca del 34% de la flota rusa.
La importancia del ataque para Ucrania recae en las armas nucleares. Los aviones que Ucrania destruyó eran bombarderos utilizados por Moscú que contaban con capacidad nuclear. Desde Rusia, las autoridades reportaron los ataques en distintos puntos del país. Murmansk, Irkutsk, Ivanovo, Ryazan y Amur fueron las regiones atacadas, pero el Ministerio de Defensa ruso afirmó que únicamente Murmansk, cerca de la frontera con Noruega, e Irktusk, en la Siberia Oriental, sufrieron daños.
En un comunicado, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenksi, calificó la operación como "absolutamente increíble" y celebró que será un evento que "se estudie en los libros de Historia". Además, en su cuenta de X destacó la resiliencia ucraniana: "Ucrania lo deja claro: no nos vamos a rendir, y no vamos a aceptar ningún ultimátum. Pero no queremos guerra. No queremos mostrar nuestra fuerza, pero estamos forzados a ello porque el enemigo se niega a cesar sus ataques".
Estambul sella un nuevo intercambio de presos pero no el alto al fuego
La operación Telaraña se produjo en la víspera de la segunda reunión en la capital otomana entre las delegaciones rusas y ucranianas para alcanzar un acuerdo de paz. El ataque habría otorgado a Ucrania una posición más favorable de cara a las negociaciones, al haber mermado un tercio de la aviación rusa.
Sin embargo, Moscú se mantuvo en sus trece. Ambos países acordaron el intercambio de 1.000 prisioneros —cautivos de guerra heridos y aquellos de 18 a 25 años—, además de los restos mortales de 6.000 soldados caídos de cada bando, pero no alcanzaron un acuerdo para el alto al fuego.
En cambio, Moscú exige que Ucrania reconozca la anexión rusa de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Para ello, pone como requisito la retirada total de las tropas ucranianas de esas regiones, además de la ya anexionada Crimea en 2014. Para contemplar el fin de la guerra, Rusia necesita además que Ucrania renuncie al ingreso en alianzas militares como la OTAN.
Mientras Ucrania y Rusia tratan de llegar a un acuerdo con la mediación de Estados Unidos, la invasión rusa está cerca de llegar a los 1.200 días. Por el momento, las dos reuniones en Estambul dejan entrever que para un alto el fuego, Ucrania tendrá que ceder algunas regiones controladas por Rusia desde la escalada de la guerra.