Los hermanos Gallego publican 'La plaga': "El cómic habla sobre atreverse o no a vivir"
- Una sorprendente novela gráfica que indaga en la mente humana, los sueños y la locura
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Hace ya siete años, el periodista, escritor y músico Javier Gallego (Carne Cruda), y su hermano, el pintor y dibujante Juan Gallego, nos sorprendieron con un espectacular poema gráfico: Como si nunca hubieran sido (Reservoir Books), en el que homenajeaban a las personas que mueren cada día en el Mediterráneo intentando llegar a Europa. Y ahora regresan con otra novela gráfica aún más sorprendente e inquietante: La plaga (Reservoir books), una auténtica pesadilla literaria y gráfica que indaga en los misterios de la mente humana a través de un guion que navega entre los sueños, la locura y el thriller. Y que se complementa con unas espectaculares imágenes en las que no faltan todo tipo de recursos gráficos.
Y es que, después de la poesía gráfica de su anterior trabajo, aquí narran una historia desde las entrañas. Un cómic que no se parece a nada que hayáis visto antes. "Como si nunca hubieran sido -nos comenta Javier-, tenía una connotación muy emocional porque poníamos sobre el tablero un tema que nos preocupa, como es el trauma, la tragedia de la migración en el Mediterráneo, convertido en una fosa común. Pero La plaga surge de una historia que yo arrastro desde hace muchos años y que siempre he sabido que se tenía que hacer en cómic".
"Yo la visualizaba claramente a través de la imagen -continúa el guionista-, porque tenía esa parte de mundo interior que el cómic te permite hacer con una libertad que quizá solo podría ofrecerte una gran producción cinematográfica. Y creo que ni eso, porque solo el cómic te permite contar, de una manera muy sencilla, una historia tan compleja y te da la posibilidad de jugar con la imagen a niveles estratosféricos. Esa idea que me obsesionaba es una plaga interior que nos devora, representada por la plaga de gusanos del cómic. En los tebeos pasa un poco como en la radio, que tú puedes cerrar los ojos y decir: "Estoy en un castillo" y ya está. Creo que el dibujo también te permite ese salto a la fantasía, a la irrealidad, al subconsciente, al mundo de la mente que en cualquier otro ámbito, ya sea el literario puramente o el cine, pues es más costoso de conseguir en todos los sentidos".
"Estoy de acuerdo con Javier -añade Juan-, porque desde tu casa puedes desarrollar una historia que en cualquier otro medio sería muchísimo más caro, más complejo y con un equipo mucho más grande. El cómic tiene esa ventaja, que lo hace único respecto a cualquier otro medio. El cómic no es mi ocupación principal y es algo que requiere un gran esfuerzo, así que cuando me meto en una historia me tiene que apasionar. Pero los dos cómics que hemos son historias que me tocan muy de cerca, conecto mucho con ellas y me apasionaron. Gracias a eso encontré la fuerza para dedicar tanto tiempo a la historia".
Portada de 'La plaga'
Una historia kafkiana inspirada en una plaga real
El cómic nos cuenta la historia de Pedro, un arquitecto que lleva una existencia metódica y monótona. Hasta que un día encuentra una plaga de gusanos en su despensa, lo que desencadena sueños inquietantes y sucesos que activan sus miedos más profundos. Mientras lucha contra esa plaga, su vida empieza a desmoronarse.
Aunque la historia tenga mucho de Kafka y su Metamorfosis, lo cierto es que surge de un hecho real, como nos explica Javier: "Cualquiera que haya tenido una plaga en casa como la que yo tuve sabrá de lo que le estoy hablando. Se convierte en una verdadera obsesión porque es muy difícil de destruir. Es decir, es muy virulenta, muy infecciosa, y rápidamente se extiende. Hace 20 años vivía en un piso compartido donde sufrimos una plaga de gusanos y no supimos afrontarla. Acabó desbaratando la convivencia en la casa, porque nadie quería enfrentarse a la tarea de acabar con ella. Entonces, acabé convertido un poco en el cuidador guardián de los gusanos"
"Aquello -asegura el guionista-, se convirtió en una verdadera obsesión para mí, como kafkiana, aterradora... Yo pasaba por allí siempre con miedo. Usamos todo tipo de productos contra los gusanos, pero nada funcionaba. Y realmente me obsesionó mucho. Era como si estuviera viviendo una historia de Edgar Allan Poe y no fuera capaz de escapar. Ahí empecé a pensar que era algo muy simbólico".
Página de 'La plaga'
"Pensé -continúa Javier-, que era un símbolo de muchas cosas. Por ejemplo, de aquellas cosas con las que te enfrentas en la vida y que a veces te acaban doblegando. Eso pueden ser las ilusiones, las oportunidades que la vida te da, los trenes que pasan, las relaciones personales... o las plagas. Son todas esas cosas que con el tiempo se te van enquistando y, si no eres capaz de afrontarlas, si no tienes la valentía, el arrojo, tomas el riesgo de vivir, que básicamente es de lo que habla el libro, pues al final la plaga te acaba devorando, junto a esa otra plaga, que es el tiempo que avanza inexorable. Entonces llega un momento de tu vida que piensas: "no he aprovechado ninguna de las posibilidades que he tenido, las he dejado pasar". Yo vi que la historia tenía esa resonancia".
"Pero -concluye el guionista-, hasta que no me puse a escribir, La plaga no se convirtió en esta historia que tiene más aristas de las que yo incluso pensaba, porque habla de la soledad no deseada, de la salud mental, de los lazos afectivos, de las redes de cuidado y de la gente que te rodea, a la que si no cuidas, pues al final te puedes encontrar muy solo. Habla también de una sociedad bastante desconectada, en la que tienes al lado a alguien que está pasando muy mal momento y ni te enteras. Habla de la medicalización de las personas que se toman pastillas para el insomnio, la ansiedad... Creo que el cómic habla sobre muchos temas contemporáneos y de algo muy universal que es: atreverse o no a vivir. Atreverse o no a intentarlo".
Página de 'La plaga'
"Ahora se puede hablar de la salud mental"
El cómic nos plantea la duda de si su protagonista está realmente loco o no. "Yo no creo que ahora haya muchos más problemas de salud mental, sino que ahora se abordan y no se esconden -asegura Juan-. Y a mí esa parte me parece positiva. Creo que lo que falta es la otra pata de que eso se pueda tratar en la Seguridad social y no se dilate durante meses o años. Afortunadamente cada vez se habla más abiertamente de eso. Por ejemplo, mis alumnos me dicen que vienen del psicólogo, que tienen problemas... y lo hacen con total tranquilidad.
"Para mí eso es un avance muy positivo -puntualiza Javier-. Que se pueda hablar con tranquilidad de lo que antes era un un estigma, cuando la gente se avergonzaba si iba a terapia. Las sociedades actuales, un tanto aceleradas, desconectadas y atomizadas, generan esa ansiedad, estrés y soledad que viene aparejada de las depresiones que mucha gente cuenta"
"La gente joven, como los alumnos de Juan sobre los que me habla, también comentan la exigencia de las redes sociales de estar bien y dar una imagen fabulosa de cómo es tu vida. Eso también genera una presión que a veces somos incapaces de gestionar, porque hay mucha ansiedad derivada de un mundo hiperconectado pero al mismo tiempo muy desconectado, de una alienación que genera las pantallas y unos niveles de exigencia y de unas vidas muy aceleradas, donde la gente básicamente se dedica a sobrevivir como puede. Llegas a casa exhausto y a veces no puedes dormir porque tienes unos niveles de aceleración muy grandes. Yo creo que algo de lo que estamos viviendo la sociedad se refleja muy claramente en la vida de Pedro".
Página de 'La plaga'
El protagonista también tiene numerosas manías, como poner el despertador a las 6:01. "Yo no le pongo nombre porque no soy psiquiatra -afirma Javier-, pero es cierto que tiene ciertas pautas que podrían estar en algunas patologías. Por ejemplo, lo del reloj es una manía que tengo yo. Creo que todos tenemos anomalías y manías. De hecho, yo siempre he tenido un problema con el tiempo. Vivo una lucha constante entre la puntualidad y la impuntualidad, que he mejorado con los años, aunque sigo sin ser una persona excesivamente puntual y el protagonista del cómic lo es obsesivamente. Woody Allen decía que hay un neurótico en cada uno de nosotros y creo que es cierto, que todos tenemos nuestras neurosis, nuestras pautas de control para intentar manejar el descontrol que es la vida. El problema de Pedro es que es tan hiper controlador porque necesita esa seguridad por el miedo atroz que tiene a que le pase algo, por el miedo atroz que tiene que la vida le golpee, que la vida le zarandee. Y claro, si vives así te convierte en una persona autista. No sé si en un sentido psicológico, psiquiátrico, pero sí por lo menos en un sentido literario o en un sentido simbólico".
A pesar de reflejar esos problemas psicológicos del protagonista, Javier Gallego asegura que: "El cómic no está hecho como un libro de medicina gráfica, aunque se hable de esos temas. También me da la sensación de que no tiene una redención final. Creo que es una especie de aviso a navegantes para quien se pueda encontrar en una situación así y para quienes están alrededor. Si ves a alguien que no responde de manera natural, que está replegado sobre sí mismo, que no socializa... Si ves indicios de que esa persona puede estar pasándolo mal y a lo mejor es incapaz de comunicarlo, intenta ayudarlo. Creo que el libro es bueno en el sentido de que despierta alarmas. Porque hablamos de algo que en el fondo también hemos vivido en algunos momentos un poco depresivos, en los que te metes en ti mismo. Yo lo he vivido muy de cerca con una persona que vivió una depresión y creo que a veces no somos capaces de romper esa barrera social, de preguntar al vecino o al compañero de trabajo que a lo mejor está pidiendo a gritos, sin pedirlo, que alguien le eche una mano".
Página de 'La plaga'
"'La plaga' es una invitación a vivir"
En determinados momentos del cómic el protagonista dibuja para relajarse, para escapar un poco de esa locura que lo acecha. "Esa parte no es autobiográfica, porque la ha escrito mi hermano -confiesa Juan Gallego-, pero si es cierto que, personalmente, utilizo mucho el dibujo para relajarme. Casi siempre llevo un cuaderno y voy haciendo apuntes de natural en el metro, en los viajes... Me gusta mucho, me quita tensión y disfruto muchísimo el proceso".
"Por eso -añade el dibujante-, utilizar la Inteligencia Artificial para crear imágenes me parece un horror. Irá mejorando en el sentido de que cuando tenga más potencia será capaz de copiar a más gente y darte pues un refrito un poco mejor. Pero a mí no me interesa. Porque lo que me gusta es el proceso de creación. Siempre quieres que te salga algo lo más parecido a lo que tienes en la cabeza, pero no pinto o dibujo para acabar con algo bonito, lo hago porque realmente disfruto mucho el proceso. A mí una imagen me plantea un reto: no me sale, quiero llevarla un poco más allá y no encuentro la manera... Yo dibujo por eso, por plantearme desafíos a mí mismo. Entonces, en ese sentido, a mí la inteligencia artificial no me aporta nada".
"Si os fijáis en esos bocetos que hace el personaje -interrumpe Javier-, veréis que está dibujando su infancia. O sea, que el sitio en el que él se refugia, que es el dibujo, le remite al paraíso perdido de la infancia, que es donde él fue más feliz. Él no se ha convertido en dibujante, sino en arquitecto, con esas líneas totalmente controladas, perfectamente delineadas, donde nada se puede salir del carril. O sea, hay mucha menos libertad en el movimiento de la mano. Creo que esos pequeños detalles nos dicen un montón de cosas. Como que en su infancia es donde él se sentía libre, donde se dejaba llevar. Y según se ha ido haciendo mayor, ha ido controlándolo todo por el miedo a las cosas que le puedan pasar, por el miedo a hacerse daño. Por eso se ha convertido en una persona absolutamente delineada".
"Por eso, La plaga es, ante todo, una invitación a vivir -añade Javier-. Trata de los peligros de quedarte enterrado y muerto en vida. La vida tiene sus riesgos, pero hay que tomarlos porque también pueden conllevar enormes satisfacciones cuando las cosas salgan bien. También tendrás que pasar por los dolores, las pérdidas, las ausencias... Pero merece mucho la pena en la balanza todo lo que te da la vida frente a lo que te quita. Y creo que lo que le ocurre a Pedro es que se quita de la vida. Y si te quitas de la vida, pues es mejor que no estés entre los vivos. Y es lo que pasa: que la plaga le devora".
Página de 'La plaga'
"El estilo tiene que estar al servicio de la historia"
Juan Gallego nos muestra su versatilidad en el cómic con varios cambios de estilo. "Ya en el guion de Javier se sugería que las diferentes líneas de la historia se plasmaran con distintos estilos -confiesa Juan-, y yo estaba de acuerdo. Una de las cosas que se me ocurrió parte de esa creencia de que soñamos en blanco y negro. Por eso lo usé en los sueños que aparecen en la historia. Aunque también quería que cada sueño tuviera su personalidad, su estilo distinto. Eso fue un poco más intuitivo. Fui cambiando de uno a otro para que no se parecieran, a pesar de que todos fueran en blanco y negro".
"El resto de estilos que aparecen en el cómic -añade el dibujante-, intento que se adapten a lo que está pasando en cada momento, con algunos estilos semi alucinatorios que mezclan la realidad con el sueño, las formas extrañas, medio abstractas, los colores irreales... Y también tenemos el estilo de la línea argumental principal, que es el más estándar, el más clásico, el más convencional. Ese estilo lo asimilo a mi influencia del cómic norteamericano. También hay otros estilos que beben de mi parte pictórica, ya que he estado muchos años trabajando como pintor, sobre todo en las páginas de apertura y cierre de algunas secuencias y momentos, con escenas que me parecían más impactantes. Ahí es donde usaba ese estilo pictórico que es el que a mí me resulta más natural. Aunque a la gente a lo mejor le parece como el más complejo. A mí es el que me resulta más fácil porque es el que más se parece a la manera en la que yo pinto en el lienzo habitualmente".
Pero, a pesar de ese espectacular despliegue artístico, Juan asegura que: "El estilo tiene que estar al servicio de la historia. En este caso esos cambios están justificados por esos distintos estados de consciencia del protagonista, de estar más o menos en vigilia, o en semi-sueño, o que esté perturbado. Además, hay distintas líneas temporales y a veces está recordando cosas. Yo he tratado de plasmar todo eso en los distintos estilos. Creo que cambiar arbitrariamente de estilo tiene peligro porque puede sacarte totalmente de la historia. Sería un despliegue muy efectista pero que no ayuda a la narración. Y yo creo que en el cómic, para que funcione bien, historia y dibujo tienen que ir muy coordinados. Creo que el estilo es una herramienta para potenciar lo narrativo".
Página de 'La plaga'
"Como es una obra muy psicológica -añade Javier-, yo quería que el lector entrase en la mente del personaje a través del dibujo, para poder ver cómo se le va alterando la mente. Además, como tenía muchas líneas narrativas, me parecía que era la manera más fácil de que no te perdieras y de que no fuera necesario tener que utilizar recursos manidos como poner un cartel de "tres meses antes". Que se contara de una manera mucho más natural y, sobre todo, que fuera una obra inmersiva. O sea, que entres en la mente del personaje a través del dibujo. Yo creo que la forma es parte del fondo, que el cómo se cuenta una historia también es parte del qué. Y a mí me gusta mucho que el estilo, ya sea gráfico o literario, también te esté diciendo muchas cosas sobre lo qué te estoy contando".
Por cierto que, entre todos los juegos que nos propone La plaga, destacamos la aparición de dos hermanos que tienen un papel fundamental en la historia. "Hay una parte de serendipia en esto -confiesa Javier-, porque hay una clave que, si alguien conoce nuestros cuatro apellidos y ven un detalle que no puedo revelar, vería que esos dos hermanos podríamos ser perfectamente Juan y yo. Dos personajes que terminan revelando la verdad al protagonista y que, en el fondo, somos los dos autores del cómic. Y eso también es un poco un aviso a los lectores. Yo creo que la gracia que tiene esta novela gráfica es que se puede leer varias veces, porque una vez que llegas al final descubre muchas claves que te han ido dando estos personajes, y algunos otros, que te ayudan a completar y redondear la historia. Esto se basa en eso que se usa mucho en las películas de terror, que son esos dos gemelos que te generan cierta inquietud, como pueden ser las niñas de El resplandor o El otro. Hay una parte de serendipia, que somos mi hermano y yo, y hay otra parte que tiene que ver con esas historias de terror en las que el doble siempre genera mucha inquietud".
Sin duda uno de los cómics del año, que nos genera más preguntas que respuestas y que gana en cada relectura.
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